
La restauración ecológica post-minería en Panamá es un tema crucial, dado el impacto significativo que la minería puede tener en los ecosistemas locales.
En el caso de Cobre Panamá, el compromiso de proteger, reforestar y restaurar los bosques se extiende incluso más allá de las fronteras de la mina.
El proceso lleva varios pasos:
- Recolección y manejo de semillas de especies nativas.
- Éstas se guardan dentro del único Banco de Semillas Forestales de Panamá, ubicado en Coclesito.
- Luego, las semillas son sembradas en plantones, en el vivero ubicado justo en el área del Banco de Semillas.
- Finalmente, los plantones son trasladados a áreas cercanas y alrededor del país que necesitan ser reforestados.
Con cada reforestación y, gracias al paso del tiempo y a la vigilancia científica de estas zonas, empieza la restauración del bosque. Con el crecimiento de nuevos árboles, regresan las especies: desde grandes felinos, hasta exóticas mariposas. Y, por supuesto, nuestra majestuosa águila harpía.
Además, el equipo de ambiente de Cobre Panamá, ha implementado tecnologías como la hidrosiembra para mejorar los suelos, la instalación de cámaras-trampa para la inspección de especies terrestres y el uso de un drone marino donde se tienen registro de especies acuáticas.
También, se cuenta con un laboratorio de micropropagación, ubicado en la sede de la Universidad Latina en Penonomé, donde la flora que presenta una mayor complejidad en volver a su hábitat natural, crece de manera in vitro. Una vez aclimatadas, vuelven a ser parte del programa de restauración ecológica. El laboratorio es, de hecho, un espacio para la investigación y la reproducción de especies nativas y endémicas de nuestro país.
Sin duda, en esta labor tan compleja y noble, han sido cruciales el apoyo de la comunidad, el esfuerzo de decenas de científicos y las alianzas estratégicas que posee Cobre Panamá con el Instituto Smithsonian, Fondo Peregrino y con la administración de parques nacionales.